Todas las semanas me llevo viandita a la ofi… pero dejo el viernes para pedir algo en el deli de la otra cuadra. Hoy… bueno, justo hoy dije “llevo tarta de JyQ de casa”.
Hora del almuerzo, voy a la heladera, saco mi tupper y lo llevo al microondas, lo destapo… ¡era tarta de verduras! (vale aclarar, no-como-verduras) Imagínense mi cara… claramente en mi tupper de todos los días estaba guardada la tarta equivocada. Ok then, evidentemente es el destino que pida delivery.
Intento 1 – el deli de la otra cuadra: Llamo, paso mis datos, hago mi pedido: “Dos empanadas de JyQ y una de pollo, por favor”, y agrego para prevenir al local: “Te pago con $100”… Respuesta: “Ahhh no… no tenemos cambio”. Sí, leyeron bien: no-tenemos-cambio (¿por qué un negocio que hace deli por pedidos chicos no tiene cambio? only God knows). “Bueeeno… entonces no me mandes, gracias.”
Intento 2 – Noble Repulgue del barrio: Llamo, le pregunto si tienen cambio de $100, paso mis datos, hago mi pedido: “Un tartín de J&Q y una empanada de pollo” (pequeño cambio de dos empanadas por un tartín cuando chusmeé el menú online). Lo espero, llega, bajo-lo recibo-lo pago, subo, abro la cajita y… veo que el tartín era más chico que la empanada (aunque Flor, mi chef friend, hoy merendando me dijo “sí, el tartín es chiquitito”), conste que en la foto de la web no se veía para nada chiquito. Aceptado que podía quedarme con hambre, paso el tartincito y la empanada a un plato y me siento a comer… y el tartín no era de J&Q, era de ¡zapallitos! (¿les conté que no-como-verduras?) Are you freaking kidding me!?!?!?!?
Intento… bueno, no… nada de intento. Terminé comiéndome la empanada de pollo y una fruta (gracias Luisa por tener fruta en la heladera de la ofi), reclamando por mi tartín de J&Q y, cuando me lo cambiaron, guardándolo en la heladera para el lunes.
De ahora en adelante, prometo no traicionar a los dioses del delivery llevándome vianda un viernes…
